miércoles, 31 de marzo de 2010

Hoy tengo ganas de ser Yo el que hablo y no Ignacio como interlocutor de pensamientos sueltos. Hoy quiero hacerme cargo de icebergs y de los vientos fríos provenientes del sur y metodológicamente iré perdiendo la conductibilidad de este escrito hasta quedar tan desnudo como mi cuerpo.

“Los domingos son fatales”, oí que alguien me dijo una vez por ahí, ¿es entonces una sensación colectiva que se engendra en cada uno de nosotros? (incluso en Ignacio por más que no exista), ¿y es por eso que siempre buscamos en este día de la semana estar acompañados por alguien?. La modernidad nos ha traído consigo la muerte de un dios, por ende carecemos de la misa dominguera y un refugio para distraer la mente, es por esto que recurrimos a las drogas, a los amigos ó a la pornografía en youporn?. El domingo nos hace pensar cosas que nunca pensamos durante la semana, nuestra cabeza se convierte en un tetris en donde empezamos a acomodar piezas para eliminar filas incompletas. Buscamos desesperadamente encontrarnos con alguien menos con uno mismo, buscamos hacerlo todo más ameno, menos dominguero. Creo que los domingos (por mi parte) es el día donde más deseo estar acompañado, ¿es amar entonces un sentimiento calendario? ¿ó es el domingo un día para amar? Amar es una cuestión tan simple, tan simple como hundir un botón que haría explotar toda una ciudad entera y lo difícil no es tener el valor para hacerlo, sino la moral para llevarlo acabo y sostenerlo, es intentar salir ileso de conciencia por haber presionado “Push Here” “Love Here”. Entonces, ¿es amar una cuestión de moral? ¿Es tan personal como una obra de Shakespeare? ¿Ó tan institucional que lo obligan leer en el Liceo? ¿Sabrán nuestros maestros que Shakespeare y el amor son esenciales y que una errónea interpretación podría desbastar miles de corazones? Al final de las cuentas todo parece terminar en catástrofe: el botón, Shakespeare, los corazones y sobre todo el Liceo. ¿cuantas veces podremos resistir a que nos rompan el corazón? ¿cuántas veces habrá que gritarle a Julieta que se despierte antes que Romeo se tome el veneno? ¿tendremos que trascender de la vida para poder tener amor eterno? ¿o es suficiente abrir los ojos y ver esa persona al lado tuyo para sentirse pleno? Tal vez los horóscopos no mientan del todo y sea verdad que debamos mirar al lado para descubrirlo, ó tal vez la persona que escribe eso nunca leyó Kundera entonces no sepa lo doloroso de las relaciones y en lo inútil que es creer en el zodiaco de las revistas en la sala de espera de tu medico.

El hombre esta en una constante espera, tal cual como en esa sala, una espera pasiva a que venga alguien y le reconstruya sus heridas, porque cada cuerpo construye su propia Roma a partir de sus orígenes en el discurso amoroso, el seno, el Edipo, el amor venidero, cada cosa es una ruina que a su vez es cimiento para un nuevo edificio, y como el ADN cada beso dado se convierte en un cromosoma que en su conjunto nos hace ser el hombre que somos y después de mucho somos el residuo de miles de relaciones (cortas o largas, no importa). Yo estoy a la espera de que alguien me limpie (lama) mis lagañas cada vez que amanezca, cada vez que sea domingo, cada vez que romeo y Julieta mueran.