Qué recuerdos felices de una vida hermosa que es,
bailando entre olas y cosas que el mar olvidó.
Tu sonrisa siempre fue el reflejo de lo que amaba
y mi corazón un puñado de arena que se riega entre los dedos
cuando estas vos.
Aquellas tardes entre sábanas al sol.
Aquellas noches de vino y calor.
Aquellas notas en tu libreta negra,
como islas regadas o nubes malcriadas en un cielo azul.
Qué recuerdos felices de las charlas con aire a cosas buenas,
llorando entre arboledas y paredes de fresco dolor,
los caminos eternos y mandarineros coronando el balcón.
Me dejaste adentro un pajarito loco lindo que se entristece
cada tanto y me cuenta de vos.
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