sábado, 16 de enero de 2010

Los años pasan, ¿sabes? Y el miedo a que todo se vuelva conforme… y no hablo de desayunar todos los días lo mismo, no, hablo… ¡me asusta!, ya no sé que decirte, ya no sé que pedirte. Ya las doncellas del mayo francés dejaron de cantar, ahora mírame a los ojos y decime que me amas, porque seguir la vida así… tan ordinaria.

Si, ayer hable con él y no, nunca estuve conforme, vos sabes, yo sé que vos sabes, y lo gracioso es que le repetía palabras que ni siquiera eran mías, mientras que el saxofón aún me recordaba lo malo que el recital había sido, bah, estas peor que Nicole Kidman, le dije y fue feo, porque luego pensé: Yo soy mucho para él.

Dame un cigarrillo, en momentos así es cuando de verdad lo necesito.

¿Cómo voy a estar bien? Estoy es más tranquilo, aunque el temor de volver y el saber que no están ellos, que esa calle me recuerda ya a tres idos, que de mi guía debo de eliminar algún que otro recorrido, que esas personas que tanto me abrieron ahora son solo el recuerdo y yo a vos ni siquiera te tengo, ni si quiera eres mio.

Esta mañana me levante y estaba envuelto en las sabanas, y me recordaron a vos y para qué, sí son tan solo las siete y media de la mañana. Las botas, el teatro, mis manos con el olor a tu sexo, un corte nuevo de pelo.

Disculpa, ¿tenés fuego?

No sé, debe de ser el polvo. ¿CUÁNDO PODRÉ ABRAZARTE?. Es gracioso, ¿sabes?, Sontag definió a Arbus y a Warhol como opuestos, sin embargo aclara ella, que ambos llegaron al mismo resultado, la primera desde lo marginal y el segundo desde lo capital y ahí encontraron la belleza. Bueno, no quiero sonar engreído pero lo mismo me pasa con una amiga, ella desde su abundancia y yo desde mi escasez, buscamos lo mismo y no lo encontramos, pero por lo menos quiero creer que descubrimos belleza en el camino.

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